cómic: shortcomings, andrian tomine 2008

hay quienes piensan que un relato corto no es un genero menor, sino que, si está bien escrito, condensa toda la esencia de una novela en unas pocas páginas, dotándolas, si cabe, de mayor intensidad. también hay quienes, por el contrario, son de la teoría de que lo realmente complicado es tomar una idea, un momento, una situación, y desarrollarla hasta conseguir una historia completa. yo soy más de situarme entre estos segundos y shortcomings, aunque dentro del campo de la novela gráfica, parece darme la razón.

sonámbulo y rubia de verano eran dos colecciones sublimes de pequeñas historias en las que se cruzaba la línea clara de la pluma de adrian tomine con lo oscuro de unos relatos que remitían al mejor carver, ese que se olvidaba del desenlace o, para ser más exactos, te obligaba a recrearlo en tu cabeza tras el último renglón de la última página. experto en recrear un complejo mano a mano entre sus personajes y un entorno tan hostil como pueda ser el de cualquiera de nosotros. un momento que marca un antes y un después, y unos puntos suspensivos. casi nunca en sus historias era necesario llegar al final porque siempre solía aparecer implícito en las pocas páginas de cada relato.

ahora, en shortcomings, se repiten los referentes, un joven asioamericano con una relación en la cuerda floja, una joven estudiante de vida tormentosa, un cine independiente que se cae a trozos por fuera y por dentro y reflejos de la novela y el cine alternativo de los últimos años. pero claro, aquí no cabía la posibilidad de dejar casi nada abierto debido a, esencialmente, el mayor número de páginas. y parece que al final nuestra imaginación hacía más grandes las historias de tomine de lo que en realidad lo eran (o en este caso particular lo es).

aunque no, no voy a decir que estemos ante una mala novela gráfica, ni mucho menos, pero sí que me ha defraudado ligeramente. igual solo porque parece que aquí te lo cuentan todo y así se pierde el encanto que tiene la incertidumbre o, sencillamente, porque no siempre se acierta en la diana. ni tampoco me atrevería a no aconsejarla, porque no cabe duda de que, en cada página, en cada viñeta, sigue notándose siempre que el responsable es tomine. y eso es mucho decir, aunque esperásemos más.