canciones: bittersweet symphony, the verve

porque la vida es una sinfonía agridulce... así de simple, era motivo suficiente para realizar una canción de un disco de tiempos de gloria que debió haber supuesto el final sin vuelta de una banda llamada a ser de culto pero que desaprovechó esa oportunidad

el larguirucho richard ashcroft y sus chicos hablaban en uno de sus himnos urbanos de cosas normales de la inglaterra de mediados de los noventa, utilizando un ejercicio de descripción certero y por momentos ácido, con temas como el dolor, el dinero o la muerte

un envolvente acompañamiento de violines hacía el resto y le daba un toque cálido a todo, tanto que casi llegabas hasta los cinco minutos pero apetecía más. como contrapunto luego estaba la unión de la letra con esa música, todo muy bello y armónico, pero yo no puedo cambiar y aquí estoy pudriéndome sin poder hacer nada

y después ese vídeo, gris y humeante, de una acera de londres un día cualquiera en el que me siento tan importante que no me voy a apartar de mi camino ni por todo el oro del mundo, si total ¿para qué? (la imagen es uno de los primeros fotogramas del clip)