conciertos: camela, 10/08/2010, gijón

camela es la mirada de un niño que empieza a amar, el lugar donde viven los sueños o el abrazo de un amigo sincero. así se describen ellos mismos en la canción titulada como el nombre del grupo y a nosotros solo nos quedan dos opciones, entrar en su juego o desmarcarnos completamente. lo sencillo sería, obviamente, lo segundo, olvidar que existen y encerrarme con mis discos de techno pop hortera con talante indie, el que va de andreas dorau a algunos momentos austrohúngaros. pero mis raices se quedarían cojas olvidando que me he criado a quinientos metros de las tres mil y que en el barrio siempre brillaron las navajas, las litronas y las canciones de amor de verdad; las que no conocen la ironía ni necesitan de subterfugios culturetas para reivindicarse porque están en la calle, en el mercadillo de los domingos, en los sms, en la joyería del cencosur y en los puestos de bragas de encaje a tres por cinco euros.

canciones como amor.com, cuando zarpa el amor, el calor de mi cuerpo (¿el tema con el mejor clip nacional de la década?) o sueño contigo las tengo tan dentro como otras miles de sellos indies, raices alglosajonas y grupos de culto. y desaprovechar la oportunidad de disfrutarlas en directo, aprovechando mis vacaciones asturianas de cada verano, habría sido un terrible error porque el martes lo pasé como en mis mejores conciertos del primavera sound.

a camela hay que seguirles el juego, entender como normal que a mitad de concierto pidan que griten bien fuerte para que se escuche a todas las mujeres que hay entre el público, o que suban al escenario a una pareja de canis anóminos, llamados cristian rivera e iris, para que les acompañen en una balada de amor. perder todos los prejuicios y disfrutar de una actuación genial del grupo al que fangoria llevan años intentando parecerse, por supuesto en vano (porque cuando uno traspasa la frontera es difícil volver a la realidad de la calle).

y aunque lo cierto es que a ángeles, dioni y miguel no me los puedo tomar completamente en serio, a pesar de que ellos siempre vayan con su verdad por delante, sí que puedo disfrutarlos como un buen grupo de hits bailables de feria y coches de choque que consiguen lo que muchos solo intentan, hacerme mover durante las casi dos horas que duró el concierto.

a veces, no siempre, hay que perder escrúpulos, ironía y pose y dejarse llevar por un estribillo, da igual que este hable de caballos pony, electricistas o, sencillamente, de que me has engañado y quiero saber por qué.