josephine, magnolia electric co. (secretly canadian) 2009

uno de los discos que nos ha traído el verano ha sido el que supone la vuelta de jason molina a su proyecto magnolia electric co., el cuarto ya y el que va después de fading trails de 2006. de este trabajo ya pudimos escuchar unas cuantas canciones en su actuación del pasado primavera sound, en una tarde calurosa de finales de mayo, y como el señor molina vino a adelantar, supone un homenaje al ex-bajista de la banda, evan farell y fue grabado bajo la supervisión de steve albini, dos datos que bien podían suponer las coordenadas de este josephine

desde el emotivo comienzo de o! grace, jason molina se muestra pletórico y exultante, con una claridad enorme a la hora de la composición que rápidamente hace que todo se transforme en una bella y poderosa colección de canciones. magnolia electric co. siguen empeñados en darle al mundo dela música americana un nuevo rumbo, y ese podría ser el propósito principal de este trabajo, soñar a clásico (¿acaso hay algo más clásico que la emocionante the rock of ages, ya desde el título?) pero no dejar de lado ese punto introspectivo que hurga en las nuevas visiones del rock

ascensos a cimas de increíble perfección y descensos a infiernos menos oscuros de a lo que nos tiene acostumbrados ese pequeño gran hombre que es el señor molina forman una sucesión de canciones que visitan por igual y de manera más o menos grave tanto rincones del lejano oeste (shenandoah, knoxville girl) como fotos a contraluz de la américa actual (song for willie, little sad eyes), como si estuviéramos hablando de un afamado retratista completando un álbum con sus trabajos más agraciados. ese podría ser el papel de magnolia electric co. en la música actual

josephine supone de principio a fin un disco formidable, un trabajo para nada secundario que va ganando en matices con las escuchas y que va cobrando intensidad canción a canción, firmando a fuego lento y en pequeñas dosis un testamento cada vez más de referencia dentro de los sonidos más rock que nos van llegando del otro lado del atlántico