3 en 1 on the dancefloor

Estas últimas semanas se han publicado varios discos a los que tenía muchas ganas. Porque los últimos álbumes de Royksopp, Junior Boys y The Whitest Boy Alive, en los tres casos, fueron discos muy disfrutables y había ganas de escuchar sus continuaciones.

No es que los tres grupos tengan algo en común o un nexo de unión, simplemente han coincidido en su salida a la venta (aproximadamente) y esta me ha parecido una forma como cualquier otra de comentar algunas de las canciones que contienen.

Royksopp, junior El tercer asalto del dúo noruego Royksopp empieza recordando a su primer disco, Melody A.M., en Happy up here, lo que ha sido el primer single y un tema efectivo y contagioso hasta decir basta. El álbum no anda parco en temas adictivos, nos encontramos con ellos a lo largo de las 11 canciones: la delicada Miss it so much, You don't have a clue, It's what I want o las más agresivas Tricky Tricky y This must be it. Pero sobre todo destaca The girl and the robot en la que logran un rompepistas de europop irresistible (atención a las fantásticas cuerdas finales).

Siempre se ha visto a Royksopp como un grupo abierto, en el que las colaboraciones son fundamentales (memorables son Poor leno y Remind me con Erlend Oye en Melody A.M.). Y En este caso colaboran Robyn, Lykke Li y otra vez como en The Understanding, Karin Dreijer de The Knife y Fever Ray. Seguro que bailaremos y bailarÁs las canciones de Junior durante esta primavera que ya ha empezado (¿si? ¿de verdad?) y el verano que cada vez esta más cerca.

Y atención, porque por lo visto se espera un Senior para finales de año.

Begone dull care, junior boys Tras So this is goodbye que tanto nos gustó en la nadadora, los canadienses Junior Boys vuelven con Begone dull care. Otro gran disco para disfrutar bailando de la forma más elegante. No podía empezar mejor que con Parallel lines, una arrebatadora canción de ritmo acompasado y lento que se desdobla en las voces del estribillo y que crece y crece con cada escucha.

El álbum, más abierto y luminoso (no en el sentido estricto) que su predecesor, cuenta con varias canciones que pondrán patas arriba las pistas de baile más exquisitas, como Bits and pieces o Hazel. Sneak a picture, Dull to pause o What it's for, en cambio, son perfectas canciones de esa electrónica que encuentra su lugar en un dormitorio. Junior Boys vuelven a convencer otra vez.

Rules, The Whitest Boy Alive Imaginen un lugar soleado, alejado de todo y donde nadie pueda llegar. Imaginen que una vez allí, no tienen nada que hacer, solo ver pasar las horas. Imaginen una banda sonora para ese lugar. The Whitest Boy Alive, uno de los proyectos del noruego Erlend Oye (del que me confienso admirador absoluto) pero afincados en Berlín, han publicado su segundo disco y, como no podría ser de otra manera, es todo un derroche de elegancia y buen hacer.

Rules, como el anterior Dreams, hay que disfrutarlo como un todo. Como una unidad en la que impera el tono general. Esa banda sonora de la que hablaba para momentos y lugares en los que nunca hemos estado. Y si además añadimos a la lista de momentos inolvidables del rey Erlend un tema redondo como Courage, ¿qué más podemos pedir? (claro, podemos pedir un nuevo disco de Kings of Convenience ¡ya!)