mi intención con respecto al último capítulo de este resumen (el referido a todo lo ocurrido en esta década) era la de no ser catastrofista, la de hablar de un periodo de adaptación a los cambios que ha generado la implantación definitiva de internet, como medio de distribución de la música y de la información. un periodo en el que el indie se empieza a alejar de las discográficas y se acerca a la autoedición gracias al impulso que ha dado por un lado el mp3 y por otro, tampoco lo olvidemos, el cd-r, que eliminan a uno de los intermediarios en la distribución de música.
pero los comentarios de la anterior actualización me han hecho reflexionar y tratar de no ver siempre el vaso lleno hasta los bordes. y tampoco es cuestión de verlo completamente vacío, pero es cierto que hemos vivido unos años peligrosos, igual solo por el motivo de que uno no puede vivir siempre como si tuviera veinte años (¿aunque algunos nos empeñemos en seguir teniéndolos?) y el relevo a los responsables de lo que fue el pop indie en los noventa no terminase de llegar.
y sí, también es completamente cierto que el futuro es tan incierto que ni las multinacionales saben por donde tirar. que andan (como dice la canción de the magnetic fields) corriendo de un lado para otro como pollos sin cabeza.
¿y todo esto debería importarnos? pues en teoría no, claro que no. lo único que importa para el consumidor al fin y al cabo es la música, solo eso. pero en la práctica es cierto que entre tanto mini sello, grupo autoeditándose y saturación de la oferta, es casi imposible estar al día o seleccionar solo lo realmente interesante. ahora, si no fuera por nuestras webs y blogs de referencia, estoy seguro de que jamás habría conocido a una banda como my little airport desde hong-kong (a la que elefant terminó fichando), a moscow olympics de filipinas, al sello peruano plastilina records, a asaurus y pants yell!, a ese chico australiano de menos de 20 años con el espíritu de belle & sebastian metido en el cuerpo... incluso conocer el sello birra y perdiz de nuestro país habría sido complicadísimo.
y entonces dónde nos deja todo esto. pues la verdad es que no lo sé. soy incapaz de valorarlo ni objetiva ni subjetivamente. me supera. aún tratando de dejar en anécdota el hecho de que, de los dos discos que he elegido para resumir esta década, uno sea el del regreso de una de las bandas más importantes de los ochenta, the go-betweens. porque es casualidad, ¿no?
the friends of rachel worth, the go-betweens, 2000 no sé si esto que voy a decir es o no una salvajada, pero prefiero a los go-betweens de su regreso frente a los de los ochenta. tal vez exceptuando 16 lovers lane, me quedo con cualquier disco de los de esta década antes que con los anteriores. tres maravillas de indiepop maduro y reflexivo, que llegan con el peso de un magnífico equipaje pero perfectamente actualizados.
y de estos tres puede ser the friends of rachel worth el disco donde se diferencian más claramente las dos vertientes del grupo, que yo intuyo motivadas por las diferentes personalidades (al menos musicales) presentes en el dúo; el tono más reflexivo de robert forster y el más extrovertido de grant mclennan. y así, the clock, heart and home o la inmensa going blind pueden liderar ese lado más vitalista del grupo mientras que spirit, he lives my life o when she sang about the angels (mucho más cercanas al sonido de forster en el bello homenaje a su amigo con the evangelist) buscan, y consiguen, enamorarnos a partir de unas composiciones más calmadas y sentidas.
y yo, claro, me deslumbro ante ambas formas de componer, porque en the friends of rachel worth todo, todo, me parece maravilloso. y me sorprende que llegue justamente de un dúo (aquí acompañado de colaboraciones de lujo como las de las componentes de sleater kinney) que llevaba más de diez años separado, dando la impresión de que la distancia más que separar, ha logrado madurar a ambos y les ha hecho aún más compatibles que nunca.
de todas formas, no voy a decir que no haya dudado al incluir the frends of rachel worth en el especial. su propuesta, su origen y sobre todo su historia, me parecen algo tangencial a lo que estaba tratando en este capítulo, pero reflexiono y me convenzo, porque si me tuviera que quedar con un único disco de indie pop de lo que llevamos de siglo, estoy convencido de que eligiría este y no otro.
songs for siblings, pants yell! 2004 songs for siblings es un disco del que no podría haber hablado de no ser por internet. editado en cd-r en el pequeño sello estadounidense asaurus, andaba ya más que agotado cuando pedí el siguiente álbum del grupo, recent drama, por correo. y por eso me parece más representativo de lo que es el presente de la música más alejada de los circuitos mainstream que cualquiera de los posteriores de esta banda de boston. uno de mis favoritos de la década, del que solo se han vendido unas pocas copias y en un cd grabable, y que ha llegado a mis manos gracias a las descargas gratuitas de los blogs.
nada de distribuciones masivas, campañas de promoción ni comunión de la prensa establecida. porque esa es otra, no intentes buscar a pants yell! en la prensa escrita. estoy convencido de que no los vas a encontrar. no pertenecen al grupo de privilegiados que son nombrados en todas y cada una de ellas. tanta oferta y todos coinciden, qué cosas.
y sin embargo pants yell! son un grupo maravilloso, y aquí, en songs for siblings, al amateurismo obligado por estar donde estaban (cosa que no necesariamente tiene que ser negativo, en este caso no lo es), se le une una frescura sorprendente, unas influencias agarradas al prefijo indie y al sufijo pop y unas canciones preciosas de pop cristalino, relajado y melódico. cercano por momentos a belle and sebastian o a los go-betweens de sonido más (ejem) mclennan.
un ejemplo de por qué el vaso no puede estar vacío: porque existen pants yell! y sellos que se dedican a publicarles sus canciones. un ejemplo de por qué yo sigo confiando en el presente, a pesar de que últimamente parezca que vivo amarrado al pasado. un ejemplo, en definitiva, de por qué me sigue emocionando la música escrita con pretensiones pero sin ser pretenciosas.
¡ah! y por cierto, para ilustrarlo he escogido una de las hasta cuatro portadas diferentes del cd que he encontrado en internet. a ver quién supera eso.
26/1/09
indiepop último cap: y en estas andamos
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yo creo que esto de los sellos mini, las autoediciones, los cd-r y tal son buenos tiempos para el indie, porque nunca necesitó de formatos grandes
ResponderEliminarYo no lo veo todo tan tremendo. Aún con la inevitable añoranza de tiempos pasados, creo que la democratización de los mecanismos de grabación/reproducción/distribuciónviene de maravilla para potenciar la creatividad. Sólo hace falta tiempo para poner todo en su sitio y que las barreras burocráticas se adapten a esta nueva era y no pongan cortapisas a las descargas, a la autopublicación y a la distribución libre de contenidos. Lo único que me abruma de esta inmediatez es la sobredosis que provoca y los Gigas de memorias llenas a reventar de cosas, algunas mejores y otras peores, lo que hace que mucho bueno pase desapercibido o que el tiempo entre descubrimiento y descubrimiento se acorte o se solape, pero es un precio menor a pagar por la explosión de ideas que vivimos. Eso sí, lo que echo y echaré de menos es el placer de disfrutar del artefacto físico, de una obra de arte en forma de envoltorio, de unas carpetas con buen diseño, etc, etc..., algo que parece restringirse a una audiencia cada vez menor y dispuesta a pagar cada vez más pelas por ese placer, desafortunadamente.
ResponderEliminaren ese aspecto, nosotros también tenemos que aprender a ejercer nuestros criterios de selección más rápido, sin llegar a llenar de gigas inútiles los PC's
ResponderEliminarPara mi el principal problema de esta maravillosa era es poder asumir todo lo que me llega.
ResponderEliminarLa información es mucha, nunca habíamos tenida tanta y tan accesible, y el tiempo es poco, sobre todo cuando hay que compaginarlo con bucles como el que tengo ahora con las Vainica, que me impiden abrirme a nada nuevo.
a mí me ocurre lo mismo. y aunque parezca una tontería, toda esta saturación también me crea cierta inseguridad. al no existir un, digamos, "pensamiento único" que te dirige, muchas veces tengo la sensación de que estoy dedicando mi tiempo a buscar donde no corresponde y que lo realmente interesante se me escapa.
ResponderEliminarpero bueno, supongo que es como el surfista que se empeña en encontrar la gran ola, pero con la ventaja de que en la músic esta no pasa, sino que se queda.
A mi me ocurre igual, me siento desbordado ante tanta novedad y creo que en mi caso tantísima novedad me aturde y ya no se lo que me gusta y lo que no y el porque. Creo que por otro lado todo se ha intelectualizado mucho y se escribe demasiado sobre música
ResponderEliminarLo de los Go-Betweens es bastante salvajada, sí.
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarLlego tarde al comentario, pero llego....
En cuanto a la avalancha de "publicaciones", ya sea en formatos cuestionables (al menos para mí), como el cd-r o imaginarios, como el mp3, pues no deja de estar mal porque la cuestión es que la música llegue a nosotros. Pero uno es de la "vieja escuela" y no termina de hacerse con esta forma de publicar los discos. Aquello que se publica en mp3 acaba en el iPod que está constantemente actualizándose para borrar todo lo que no merece la pena, pero al menos ahí queda, pero los cd-r.....al menos en mi caso acaban criando polvo tirados en el fondo de las estanterías, porque no acabo de verle valor ninguno a publicar un disco en ese formato (aunque compre algunos). Sin ir más lejos los cd-r de Cloudberry, hace unos días estuve a punto de tirarlos a la basura porque los tengo pasado a mp3 y al no ser discos originales pues no les doy ningún tipo de valor....
La sobreoferta no me molesta, con los años supongo que todos nos vamos centrando y dejamos de lado lo que a priori no nos interesa mucho, con lo que aunque siempre tengamos decenas de discos por escuchar es algo que no me quita el sueño, ahora el que esté "aquejado" de eclecticismo anda jodido, sí.
Lo único que me preocupa es que los 7" cada vez están más caros, definitivamente están quedando como artefacto para coleccionistas, y para los que compramos muchos discos empieza a ser difícil gastarse en un 7" casi lo mismo que cuesta todo un album en cd. De nuevo pongo el ejemplo de Cloudberry, que tiene un catálogo en apariencia majo pero que a $7 el 7" (con solo dos canciones por disco, joer...) pues se me hace muy cuesta arriba....
En fin, es lo que hay
Saludos,
Manuel Soleado
lógicamente yo tampoco prefiero el formato cd-r, pero partiendo de la base de que lo importante es la música y el formato no se puede (en la mayoría de las ocasiones) escoger, pues no queda más remedio que aceptarlo.
ResponderEliminary el mayor inconveniente de esta saturación actual no es que vayamos a escuchar mala música, sino toda la buena que se nos escapa por no descubrirla. pero bueno, seguro que también antes ocurría lo mismo y con mucha menos oferta.