La formación y el currículum de Santiago Latorre, a todas luces, abruma. Por su versatilidad, por su recorrido internacional. Por las maneras en las que ha llevado una carrera, que ahora, por fin se ve reconocida con la publicación de su segundo disco, Eclíptica, en Foehn. Su primer álbum, Órbita, también fantástico, quizás más orientado al jazz, con también momentos electrónicos (al igual que este Eclíptica se puede escuchar en spotify) nos trae a este disco, una de las mayores sorpresas que nos hemos encontrado a lo largo de este año, absolutamente delicioso.
Eclíptica no es un disco fácil. Necesita que le dediques el tiempo y la atención necesarias. En este círculo de la intersección del plano de la órbita terrestre con la esfera celeste no existen las prisas, no es ni tan siquiera un concepto. Aquí solo llegan a entrar las emociones. Solo eso es capaz de penetrar en el círculo. Una vez dentro, solo queda ir más allá. A donde nos llevan los viajes que Latorre ha plasmado en canciones donde los silencios son tan importantes como los sonidos. Donde lo que nos cuenta Santiago (ya sea en temas instrumentales o no) nos estremece y en ocasiones nos paraliza con la belleza contenida.
Qué otra cosa podemos hacer al escuchar E1, Si el sol no calienta, Ban ge yue liang, E4 o E8. Canciones de un alto contenido emocional ante las que cuesta (veo muy difícil que ocurra otra cosa) no empatizar con ellas. Ante las que solo puedes sentarte y parar el mundo alrededor.
Un disco grande, inmenso. Que debes, de verdad, ofrecerle la atención que necesita.
2/11/11
eclíptica, santiago latorre (foehn) 2011
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hermoso. como el otoño o el invierno. como un paisaje nublado.
ResponderEliminarUno de los discos de este año
ResponderEliminarSí, totalmente de acuerdo, un disco de esos que te va calando muy poco a poco pero que sin darte cuenta se convierte en imprescindible... Me encanta.
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