conciertos: arcade fire 20/11/2010, pabellón de los deportes de la comunidad, madrid

arcade fire tenían muy claro a qué venían esta vez. después de las tres anteriores ocasiones en las que los canadienses estuvieron en eventos más o menos festivaleros y al aire libre, era la primera vez que se les podía ver en un recinto cerrado en nuestro país. y aunque muchos nos temimos en un primer momento que no iban a llenar el palacio de los deportes de la comunidad de madrid, supuso una enorme sorpresa ver cómo se colgó el no hay billetes para una noche que, cuando menos, todos los que la vivimos recordaremos como memorable

con una escenografía sencilla pero cuidada que recordaba al extrarradio de una gran ciudad (una imagen de dos puentes de carreteras de fondo, un panel de focos como el de un polígono industrial y una pantalla a modo de anuncio de carreteras) arcade fire nos habían conseguido meter a todos ya desde el comienzo de su show en uno de esos barrios residenciales de las afueras en los que se centra su disco de este año. empezaron precisamente con dos canciones de este disco, ready to start y month of may, que les sirvieron para que los técnicos se centraran en cuanto al sonido. el tercer tema, neighbourhood #2 (laïka) ya supuso una revolución, todos los allí presentes empezábamos a imaginarnos la apoteosis que se nos venía encima…

alternando canciones de su primer disco con canciones del nuevo, del neon bible sólo cayeron dos hasta el bis, los de win y régine se iban creciendo a cada tema y claro, la traca final antes de pseudo-despedirse vino con we used to wait, neighbourhood #3 (power out) y rebellion (lies), lo que supuso todo un éxtasis, una especie de orgasmo colectivo de esos que sabes que recordarás por los siglos de los siglos: volvieron después para interpretar una algo inconexa intervention y otro momento de gloria irrepetible, el de wake up, simplemente para dejar claro que están entre los mejores grupos del mundo en directo. sin duda mereció la pena el viaje hasta la capital para poder disfrutar de este concierto, lo mejor que he visto en mucho tiempo

si siguiera, probablemente me quedaría sin elogios para describir una cita perfecta que había comenzado con un bolo de hardcore histriónico y un tanto de garrafón de los también canadienses fucked up, una sucesión de puñetazos estruendosos y gritos desgarrados de una peculiar banda que, entre problemas y problemas de sonido, afortunadamente quedaron en anécdota ya desde el primer acorde de arcade fire, a los que sólo les pondría un pero, que su concierto solo duró una hora y media