conciertos: tigercats, allo darlin' y magic kids, 01/10/10, barfly, londres

pasar unos días en londres y no coincidir con algún concierto es algo imposible. a nosotros en concreto nos tocó decidir entre mgmt, summer camp o esta triple cita que se llevó la palma, en la que, en una sala que podría tener un aforo de unas doscientas personas, se presentaba la banda norteamericana junto a las dos locales con, aparentemente por lo lleno que estaba aquello, todo vendido.

los primeros en subir al escenario fueron tigercats, que se desmarcaban un poco del más edulcarado pop de los otros dos grupos con un sonido cercano al de gente como the feelies o algunas nuevas bandas de post-punk. algún que otro momento por encima de la media y un sonido perfecto abrió la noche con buenas expectativas.

después allo darlin' demostraron dos cosas, que jugaban en casa y que su directo no es para tirar cohetes. su disco de debut cada vez me gusta más, pero encima del escenario la cosa fue un poco peor. y no era falta de carácter, porque elizabeth, su cantante, saltaba, se tiraba al suelo y animaba al público. pero el sonido siempre fue un poco plano y falto de matices, algo que podríamos achacar a la sala si no fuera porque minutos antes tigercats sonaron mucho mejor. además, se dejaron fuera del corto setlist dreaming, mi favorita del lp, y eso es algo que solo se perdona con las escuchas en casa de esta tremenda canción. divirtieron, sí, pero no será un concierto a recordar el resto de nuestras vidas.

magic kids sin embargo fueron a por todas desde el principio y se llevaron el premio de la noche con creces. seis personas sobre el escenario, con la presencia brutal de su altísimo y espigado cantante, y una lista de canciones que es una sucesión de hits impresionante. estos norteamericanos las tienen todas consigo para trascender porque son grandes en estudio y en directo, y el viernes eso se notaba en cada instante: cuando se arrancaban con hey boy, desde el primer acorde de superball, con phone, good to be o en el final de noche impredecible que fue cry with me baby, en el que benett acabó entre las primeras filas del público tirado en el suelo, con poses de elvis primerizo del indie, demostrando que esta gente han nacido para ser grandes. mucho más de lo que ya lo creía antes del concierto.

la única pega, que se quedasen en unos escasos 35 minutos de actuación. habrá que ir, poco a poco, metiendo repertorio para quienes merecen ser los nuevos pains o drums de este indie caprichoso que no sabe a quien encumbrar.