recordando discos: armarios y camas, la dama se esconde

si para el recuerdo histórico es duro haber participado de la escena de los primeros ochenta y no llamarte olvido, haber escrito la chica de ayer o participado en alguna de las primeras películas de almodóvar, peor aún debe ser haber publicado tu discografía en el espacio transcurrido entre el final de la movida (sí, esa que estuvo promovida por el ayuntamiento) y el primer número de la línea del arco. en ese espacio de tiempo en el que parece que solo el último de la fila hicieron música y, el resto, un vacío inmenso.

por entonces yo no pasaba de los catorce años y solo me sostenía una educación musical tallada a base de tres, dos o uno. años que iban de lo más hortera a lo aún más hortera, pero entre los que se coló una banda de donosti llamada la dama se esconde. armarios y camas, el disco que ando escuchando esta tarde y que es de los pocos que aún valoro de mi discoteca de por entonces, es uno de aquellos que tuvieron la mala suerte de publicarse tras el boom mediático generado por deseo carnal.

ninguneados por la crítica actual, los dos ignacios, goberna y valencia (sí, el hermano de irantzu) tuvieron su efímero cuarto de hora de gloria sonando como nadie sonaba por entonces en mi país, mirando a los cure más pop, a joy divison o a décima víctima, y demostrando que se podía sonar en los cuarenta sin que música y letras cayeran de golpe en el sonrojo.

centrados solo en esta álbum, amenazas, un error de apreciación, y el corazón que late, la noria o trade lluviosa son argumentos más que suficientes para hacerles un hueco en una historia de la música que en nuestro país no anda sobrada de grupos con esta sensibilidad. pero parece que a los críticos de la siguiente década no les pareció así y dejaron de ser citados y referenciados. ni siquiera cuando el chinarro más belmontiano se subía a la cabra del gitano, y desde arriba los reivindicaba a través del espíritu de robert smith.

y después llegaron aventuras de kirlian y alguien puso el cuentakilómetros a cero, como si de nuestro tercer disco de la velvet se tratara. pero siempre quiero pensar que lo justo habría sido hacerlo con este álbum. con el disco que debió ser y ahora parece que ni siquiera existió.