con LA JR no hay previo aviso. no sirve de nada estar al corriente de su discografía o saber los derroteros que han tomado con su último álbum, radicalizando su propuesta al abandonar la composición clásica para ceder la mayor responsabilidad de su sonido al trabajo previo de conocimiento y la improvisación. cuando suben al escenario y les ves haciendo música sin hacer canciones comprendes que, en el fondo, no están allí para ti sino para ellos mismos. se escuchan, disfrutan y deciden.
la batería de frank impulsa a rafa y la guitarra de este inspira a borja, que con su piano guía el saxo de andrés. los sonidos parten de la improvisación y el conocimiento y, en parte, parecen dar vueltas y vueltas sin salir del escenario. y mientras, yo, confundido, les observo desde las sillas dispuestas en las primeras filas sintiéndome más fuera que dentro. como con los teoremas matemáticos cuyas demostraciones se te escapan y los asumes como axiomáticos.
pero entonces, cuando más fuera te sientes del concierto, ellos miran al exterior y te regalan sus canciones. esas que siempre han existido para que logremos comprenderles, que tejen un hilo con otros proyectos de AA records o con el público que siempre les ha seguido, y parece que el puzzle deja de ser un montón de piezas desordenadas para ir formando un paisaje sobre fondo blanco. así ocurrió el jueves hasta cinco o seis veces, recogiendo del pasado o rebuscando en el presente, y logrando que de lo inhóspito viajemos a lo cercano, a lo que siempre hemos disfrutado en su discografía.
y gracias al concierto comprendes que LA JR son dos mundos diferentes que cobran sentido en las cabezas de sus ejecutores y descolocan a quienes, como yo, no están del todo acostumbrados a la decostrucción sufrida por la banda desde 127 hasta hoy. y en el caac, obviamente, se dieron cita tanto uno como el otro para confundir y embriagar. haciéndonos preguntas sin respuestas y dando respuestas a las nuestras. nos desarmaron para ganarnos una y otra vez, hasta convencernos de que, aún sin comprenderles, creamos en ellos.
he tenido dos oportunidades de verlos y las he desaprovechado, a la tercera no volverá a pasar...
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