hay dos formas de enfrentarse a the eternal y ambas son muy evidentes. desde la pereza o desde la admiración. quiero huir de ambas y no sé como hacerlo. sonic youth llevan casi desde sister siendo los mismos sonic youth, y yo llevo desde dirty elevándolos a los altares. muchas horas para sorprenderme con su sonido y mucha historia para olvidarlos. y más con un disco del nivel de este.
creo que está de moda dignificar a esta banda. devolverles el trono injustamente robado en la segunda mitad de la pasada década y aceptar que siguen siendo los más grandes. y yo no tengo argumentos para decir lo contrario. the eternal es accesible sin resultar acomodado. es un suma y sigue de unos maestros que, jugando a reordenarlo dentro de su discografía por su sonido, podría haberse publicado entre daydream nation y goo, y quizá estaríamos hablando hoy de una de las cimas de su carrera.
porque sonic youth con los años no han perdido intuición ni expresividad. nadie maneja la distorsión como ellos. saben encontrar el punto justo de ruido para que este suene a gloria. y kim cada vez canta mejor, enganchando como solo lo sabe hacer pj harvey, la otra diosa del indie, en aquellas canciones en las que se hace dueña del microfóno (tal vez mis preferidas del disco).
además han jugado como hicieron con goo a apostar fuerte pero seguro con el cambio de discográfica (antes fue a geffen con goo y ahora a matador) para demostrar que, estén donde estén, siguen siendo los reyes del noisepop. todo es perfecto, no hay reproches y the eternal no para de sonar desde que me hice con mi copia (e incluso desde antes, por supuesto). pero no es menos cierto que con cada escucha tengo la extraña sensación de que esa puede ser la última y que para la próxima volveré a la caja deluxe de dirty o goo, o al adictivo ruido blanco de bad moon rising. la extraña sensación de que tras mis hombros el fantasma de las navidades pasadas se resiste a dejar de formar parte de mi vida.
y ahora, escribiendo esta reseña mientras suena, brillante, demoledora, malibu gas nation, escucho de fondo a la kim de experimental jet set susurrándome al oido eso de betting on the bull in the heather.
cómo me gusta esto que dices: "podría haberse publicado entre daydream nation y goo, y quizá estaríamos hablando hoy de una de las cimas de su carrera"
ResponderEliminarno puedo estar más de acuerdo
ni yo.
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