recordando discos: a rússia, antònia font

A Rússia fue el segundo disco de Antònia Font. A mí (creo que a más de uno), Antònia Font me los descubrió el Rockdelux con el disco Alegria durante 2002 (al final de año lo colocaron en el puesto número dos de la lista nacional). Ese fue el álbum con el que empezaron a tener repercusión fuera de las islas, tal vez gracias a ese impulso de la revista. Creo que fue el último descubrimiento que me hizo el Rockdelux. Y gracias a Dios, porque sino me estaría perdiendo a uno de los mejores grupos que tenemos en España. Así de claro.

A Rússia es uno de los mejores discos de los mallorquines. El anterior a ese Alegria que les hizo dar el pequeño salto a la península. Tal vez por eso, uno de sus discos a descubrir, a reivindicar. Antònia Font, más en estos primeros discos, es un grupo muy versátil. Con temas capaces de sonar en la fiestas de tu pueblo (nunca cruzando la frontera del manuchaismo) o en el mejor teatro de la ciudad. De repente te transportan a una fiesta infinita, Canta, Focs artificials, o a la evocación más bucólica, Camps de maduixes ("A veces me pasa que te quiero y veo un día que comienza dentro de un campo de fresas").

Fa calor ("y hace calor, que tal si empezamos una sandía, que tal si me dices que me quieres durante las siguientes treinta mil mañanas"), Ses meves mans, Tots el motors, A Rússia o la ya mencionada Camps de maduixes, aparte de ser de mis favoritas de Antònia Font, son de las mejores de su discografía. Canciones que no han perdido ni un ápice de vigencia y frescura desde el momento de su publicación hace ya ocho años. De hecho, algunos de los temas de este disco todavía son de los más importantes en los conciertos del grupo, de las que todo el mundo espera. Tots el motors, por ejemplo (con las ya clásicas palmas del público antes del estribillo), no ha faltado en ninguno a los que he asistido, y ya son unos cuantos.

A Rússia es uno de esos discos que nunca ha salido de mi iPod, de los que sabes que en algún momento siempre te va a apetecer escuchar. Es de esos discos de fondo de catálogo, de los que nunca fallan.