desde que hace unos días decidí escribir sobre este concierto se me andan acumulando los recuerdos desordenados, las sensaciones (no todas positivas) que me produce ahora echar la vista atrás y lo que haber estado allí supuso para mí. no logro estructurar las palabras y frases para explicar todo lo que guardo de aquella noche y casi debería aceptar, para no eternizar la tarea, que este texto se convierta, como parece que pretende hacerlo, en un juego de emociones disparadas aleatoriamente.
porque yo fui a esa sala horrorosa (que en realidad era un bar de copas para pijos insensibles y engominados dispuestos a darlo todo en la pista) en noviembre de 2006 como conocedor superficial tanto de la música de the ladybug transistor como de la de the aislers set. el mp3 me permitía tener las discografías de ambas bandas, pero no había profundizado en ninguna de las dos, por pereza en el primer caso e ignorancia en el segundo. aunque pronto comprobé que a veces eso da un poco igual y que no, por cómodo que resulte, el digital a veces no suele ser el mejor formato para disfrutar de la música. o justo eso debí pensar en cuanto salió al escenario amy linton, tímida, con su guitarra y sus canciones, todas desarmantes, demostrando que el directo sí que lo es, por supuesto.
y esa sensación de felicidad que me producía el estar allí escuchándola se disparó cuando amy se dejó acompañar por the ladybug transistor para interpretar alguno de los temas de the aislers set (como la preciosa catherine says que grabé y ahora me emociona volver a ver) justo antes de ser ella quien se uniera a estos, encargándose del bajo, para cerrar la noche con los maravillosos temas de la banda neoyorquina, que también ganan por goleada cuando los escuchas en directo.
y, a pesar de la pereza de la incomodidad de que el concierto estuviera programado un jueves, de andar yo por entonces en plena mudanza y de los resfriados clásicos del mes de noviembre, me alegro infinitamente de haber estado allí aquella noche y de haber sido parte del público que aparece en esta foto que el grupo nos hizo al finalizar el mismo, donde estamos más de uno y de dos amantes del pop de sevilla y alrededores.
pero claro, por desgracia e inevitablemente unido a todo esto, también está el hecho de que toda la alegría que desprendía aquel concierto ahora tenga el contrapunto de la noticia, unos meses después, del fallecimiento de san fadyl, batería de the ladybug transistor, que desprendía (y esto lo digo sinceramente, porque es algo sobre lo que amaya y yo salimos hablando) vitalidad y felicidad como pocos artistas lo hacen desde un escenario. algo que te hace recordar que una cosa son las canciones y otra, tristemente, la vida, y por qué algunas veces nos aferramos a lo primero para olvidar lo segundo.
yo por entonces no era fan de ninguna de las dos bandas, ahora no he terminado de serlo de the ladybug transistor y ando en el buen camino con the aislers set, pero tengo claro que sí que lo soy de este concierto, por todo lo que os he contado. y sé que jamás lo voy a olvidar.
jooo, pues yo en esa misma gira me hice fan re-fan de LADYBUG TRANSISTOR, a AMY no pude ver...
ResponderEliminarmola el pie de foto
ha sido muy curioso leer una reseña de un concierto en el que has estado despues de tanto tiempo.
ResponderEliminarpero amy linton se merece eso y mucho más; me acuerdo lo cortada que se quedó cuando le pedí antes del concierto que me firmara su disco delante de los ladybug (y sí, el batería parecía un tío fantástico).
y me ha servido para acordarme que volví a ese sitio tan poco apropiado para conciertos hace unos meses tras el almuerzo de navidad del trabajo, y que parecían que las dos situaciones vividas allí no podían ocurrir en un mismo mundo (o ciudad).