canciones: low of defenses, migala

(la foto es de sevilla, hace más de cincuenta años)

en la prensa anuncian la posibilidad de que, más de cincuenta años después, vuelva a nevar en sevilla. a partir de mañana, dicen, bajarán drásticamente las temperaturas y el viernes apuntan más de un cincuenta por ciento de posibilidades de precipitación (yo solo he visto nevar una vez en mi vida, en asturias hace un par de años). los inviernos en sevilla no parecen inviernos porque nunca predomina el blanco. puede sonar absurdo, pero es verdad. un invierno no es un invierno si no te sientes rodeado por esa capa de nieve que simula ser una goma de borrar que oculta todo lo que antes eran calles, aceras, coches o incluso árboles. la navidad aquí siempre cae en otoño. en un otoño frío y gris como un invierno sin nieve.

sin embargo los veranos son distintos, pero no mejores. el calor agobia, la ciudad se vacía, sus calles pesan como una canción de migala, duelen como duele ver pasar las hojas del calendario sin que nada a tu alrededor cambie.

no sé cuantas veces habré escuchado low of defenses en mi habitación con el termómetro marcando más de treintaycinco grados y el ventilador sintiéndose un defensa de regional frente al barça de cruyff. solo como el protagonista de la canción y cansado de tantos veranos iguales. leyendo la carpeta del cd intentando aprenderme unas palabras a las que le tenía incluso más miedo que respeto porque me contaban una y otra vez la misma historia melodramática con final incierto.

escuchar así duele un verano en el verano absurdo, eterno y solitario de sevilla debería estar prohibido o, al menos, contraindicado. en invierno la sensación es distinta, como si ese espíritu navideño que nadie admite poseer hubiera congelado la tremenda melancolía del crescendo más escalofriantemente triste (sí, uno siempre debe eludir esta palabra, citarla con sinónimos o metáforas, pero, ahora, no se me ocurra ninguna que la sustituya) que nunca haya escuchado y hubiera dejado solo la belleza de una canción tan conmovedora como esta. pero lo jodido es, claro, que en sevilla nunca es invierno.


(y bueno, de cómo nos afecta migala ya hablamos hace tiempo aquí, así que esto es solo repetirse, pero a veces no podemos evitar repetirnos)