pensar en una profesión como la de electricista para crear una canción es algo que sólo se les podría ocurrir a dos luminarias de la talla de alaska y nacho. fangoria empezaron su imparable y meteórico ascenso con este tema, adelanto de su aclamado disco una temporada en el infierno de 1999
un chispazo, un apagón, un cortocircuito, un calambrazo, corriente alterna o corriente continua... todo valía para, por un lado, convencer a un público receloso de los sonidos techno y por otro para componer una de las mejores canciones que nuestro pop ha vivido en los diez últimos años. (sí, ahora que ya no resulta cool oír a fangoria, puede ser muy atrevido afirmar esto)
desde la parte más alta del cielo, allí entre las nubes, alguien o algo de entidad superior espera nuestra llegada, espera la vida eterna bajo el influjo del amor, de esas caricias, de esos acercamientos peligrosos, de esos atrevidos toqueteos. pero no todo puede ir bien, de buenas a primeras surge un imprevisto, el corazón se ve afectado, alquimistas y animistas no pueden hacer nada, sólo lo pueden salvar ellos, los electricistas
una pieza que no necesitaba ganar con las escuchas, aunque en realidad lo hacía, que te sumía en un estado de alegría profunda, que celebraba al triunfo de una pareja impoluta y que aparecía en un momento que casi inevitablemente suponía el principio del fin
es un problema eléctrico
yo, contra viento y marea, sigo defendiendo naturaleza muerta. pero estuvira donde estuviera, esta canción no necesita que nadie la defienda porque es brutal.
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