desde hace unos días andaba con la intención de retomar la lista que esbocé en mi fotolog con los mejores discos nacionales de la historia (desde mi perspectiva, obviamente). pero a pesar de haberle dedicado unas cuantas horas a rehacerla, creo que se va a quedar solo en el intento, ya que observo que poco o casi nada aporta a las ya publicadas por medios como rdl y efe-eme hace unos pocos años. algún disco por ahí perdido, el orden de muchos y poco más. y no hay nada más insulso que volver a ver al mismo perro con distinto collar.
pero algo que me sorprende, y a lo que no logro encontrar más justificación que la de una evolución que no estuvo al nivel de su primera época y el hecho de que fuera un artista tan arraigado a una tierra, la andaluza, poco tenida en cuenta históricamente, es la ausencia de un álbum tan imprescindible como a duras penas, el debut discográfico de carlos cano, no en una, sino en todas las listas que he podido observar.
y por eso, de toda esa lista que solo anda por mi cabeza y una hoja excel, me centro en este, el más olvidado de los grandes discos nacionales de siempre. un álbum marcado por una tierra, andalucía, y un momento, el de la transición española, que escupe rabia contra una dictadura que obligaba a escapar en busca de comida, y rebosa amor por una región maltratada sistemáticamente durante años.
desde su apertura con verde, blanca y verde (convertida en himno no oficial andaluz), a duras penas demuestra cómo de aferrado a sus raices estaba carlos cano. pero no de un modo ciego, sino con la lucidez de quien lucha por algo mejor. y por eso es capaz de cantarnos a la cara cosas tan fuertes como “vengo de abajo de un valle podrido de yerba, donde no existe el futuro, solo la miseria” o “no quiero estar más atado a los que nadan y guardan la ropa (...) hay que avanzar, al galope” y de pensar en voz alta cosas como la que recita en el salustiano, donde dice “yo no creo que el sombrero les toque en la tómbola, a esos gachos trajeaos que viven de ná. que lo roban, lo roban, con cuatro palabritas finas lo roban”.
pero el compromiso social no es la mayor fuerza de este lp, sino la voz llena de rabia de carlos cano, acompañada siempre por su guitarra, contrabajo y violonchelo y, en la espectacular anochece, de los coros del propio enrique morente. porque carlos aquí aún no era ese cantante de copla empalagoso de sus discos posteriores, sino alguien que se desgañita en cada canción, que te grita a la cara versos tan cargados de fuerza como “¡nadie se mueva, manos arriba! ¡quédense quietos, la poesía! (...) hay que ver lo que trae la razón: corazón. hay que ver lo que cuesta callar: vomitar”, y que es capaz de sonar irónico, emocionante, valiente y, sí, claro que sí, poeta.
aunque todo esto que cuento lo descubro ahora, treinta años y no sé cuántos cientos de escuchas después. porque yo, evidentemente, he crecido con este lp que ahora tengo en mi estantería como si fuera el más importante de todos, lleno de marcas en portada y vinilo, de señales de haber sido puesto una y otra vez incesantemente. primero por mis padres, y después por mí y mis hermanos. y eso, si cabe, le aporta un valor emocional tan tan fuerte que todo lo que he contado hasta estas líneas carece en realidad de la mínima importancia. pero eso es algo que, por suerte o desgracia, de momento solo puedo quedarme para mí. y que no es sencillo, nada sencillo, llegar a comprender.
26/6/08
recordando discos: a duras penas, calos cano 1976
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manolodominguez,
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Manolo, ese disco es grande por derecho propio y yo te debo a ti el habermelo descubierto como tantas otras cosas. Muchas gracias!!!
ResponderEliminarFede
igualmente digo que descubrí este disco gracias a esta página. es emocionante escuchar muchas de las letras de este disco, y más al ser cantadas por Carlos con esa fuerza. "Viva la grasia" te deja k.o.
ResponderEliminarJunto a "Crónicas granadinas" y el "Diván del Tamarit" los mejores discos de Carlos, sin tener en cuenta las mil canciones que tiene que son de lo mejorcito.
ResponderEliminarY si dices que la copla de Carlos es empalagosa que opinarás de las folclóricas del papel couché. No creo que "La Bien Pagá", "Ojos Verdes" o "Habaneras de Cádiz" sean precisamente empalagosas.