La performance se había acabado. Quedará sin duda como la época más experimental y más esperpéntica de un dúo de aquí en muchísimo tiempo.
Este periodo (digamos experimento) no sólo supone el increíble "Performance" en sí, sino también la edición de "Un mystique determinado" (Austrohúngaro, 2003), la BSO marciana de la no menos marcianada a modo de película de Carles Congost y el CD-EP de anticipo (los privilegiados en madera, los menos privilegiados en digipack) "Todo nos parece una mierda" (Sinnamon, 2004), que elevó a Genís y Manolo a un pedestal al que nadie se había atrevido a auparlos hasta ese momento, pero que todo el mundo parecía hacer entonces.
astrud en persona por alicia aguilera para promociónYa no eran cursis como se habían empeñado algunas voces a finales de los 90, ya no llamaban tanto la atención como con "Gran fuerza" (Chewaka – Virgin, 2001) a pesar de que se declaraban seguidores de Pombo o de Beckett, ya se les podía sacar en portada de cualquier publicación ya fuera cool, no cool o periódico. Ya eran historia.
Estaba claro, el reconocimiento masivo había llegado, lo que provocó la explosión colectiva de unos ASTRUD en momentos álgidos, hiperactivos y absolutamente epatantes allá donde fueran. Juntos llegaron los conciertos "marginales" (hasta se atrevieron con hacer contraprogramación al FIB), el aumento de la formación de ASTRUD (ya no eran un dúo, ahora eran un grupo con todas las de la ley), la gira más extensa que puedan recordar (hasta salieron de España).
Y lo más chocante de todo, ya no estaban en una multinacional, el omnipotente sello independiente barcelonés Sinnamon se había apoderado (se entiende) de ellos y las cosas parecían ir mejor que nunca para Manolo y Genís.
Pronto saltaba la noticia, ASTRUD iban a publicar un recopilatorio, y no precisamente un disco comercial al uso con una selección de las mejores canciones editadas por el dúo estático. No, la cosa tenía miga, se titulaba "Algo cambió" (Sinnamon, 2006) Algunas versiones, algún que otro tema inédito, versiones de temas absolutamente inencontrables... hasta 23 cortes de una carrera imparable con la que ya hasta se podía soñar.
Y cuando menos lo esperábamos, llegó el cuarto disco...
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