26/4/10

una ópera egipcia, los planetas (octubre/sony) 2010

Afrontar este comentario sobre Una ópera egipcia, el octavo disco de Los Planetas, me ha tenido los últimos días dándole vueltas una y otra vez a la manera en que lo escribiría. Sí, Los Planetas aún me siguen poniendo nervioso con cada disco, con la manera de atacar las primeras escuchas y las primeras impresiones. Quizás, este procedimiento, es más especial y, por qué no, exigente, en el caso de los granadinos. Quiera o no, Los Planetas son el grupo que más me ha marcado a lo largo de todos estos años. Eso ha sido siempre así. Para bien o para mal.

Una ópera egipcia (quizá el título más feo de Los Planetas) viene a confirmar lo que son Los Planetas desde 2007, desde La leyenda del espacio, claro. Desde entonces, como todos sabemos, el grupo ha cambiado de planteamientos, tanto en la manera de afrontar su sonido como las letras. J, convertido en una suerte de trobador moderno, se ha dado a la investigación de sus raíces y nos las hace llegar esta vez, a diferencia de en La leyenda del espacio, de una manera más abierta, más luminosa. Esta vez, nos lo han querido poner un poco más fácil y, para no despistarnos, no han incluído entre paréntesis los palos en los que se inspiran las canciones. Y en cuanto a las letras, aún sin alejarse de su estilo, sí que es verdad que han abandonado la urgencia (no diré adolescente) para acercarse a un tono más popular (lógico, si tenemos en cuenta que están inspiradas en esas raíces que comentaba antes).

Una ópera egipcia no posee la excelencia ni el factor sorpresa de La leyenda del espacio pero sus doce canciones tienen el suficiente empaque y singularidad que demuestran que Los Planetas de ahora mismo son un grupo en plena forma, con las ideas claras (y eso, hablando de quien hablamos, no es decir poco). Empaque en canciones como La llave de oro, la popera Una corona de estrellas, Siete faroles, Atravesando los montes o Romance de Juan de Osuna, o la singularidad del mantra en La Pastora Divina donde se reúnen de nuevo Antonio Arias, Erik Jimenez y Enrique Morente (que nos sigue poniendo la piel de gallina), La veleta (dicen que) una sevillana a ritmo de sintetazadores o Los poetas, 10 minutos lisérgicos que cierran el disco de la manera a la nos tenian acostumbrados en sus primeros cds, con un tema largo e hipnótico (estas dos últimas canciones, con el toque protagonista de la electrónica que sin duda aporta Banin).

Así las cosas, de un tiempo a esta parte creo que Los Planetas entienden más sus lanzamientos como una unidad, como un todo, más que como un conjunto de canciones destacables. Eso queda patente en que ya casi no publican singles en formato físico, dejándo toda la atención en los discos grandes.

Ahora, solo me queda comprobar como se las gastan Los Planetas en directo últimamente, que servidor hace como cuatro años que no tiene la oportunidad de ver al grupo en concierto, y eso, de todas todas, no puede ser bueno. Uno quiere ratificar si el buen estado de forma del que hablaba, también se traslada a la manera de enseñar todo esto al público directo.

1 comentario:

  1. creo que el acercamiento de los planetas al flamenco, adoptando sus métrica y palos, no se ha asimilado completamente y por eso este disco está siendo criticado por repetir recursos. y sin embargo nadie dijo nada porque todos los anteriores a la leyenda fueran pop.

    a unos les gustará más y a otros menos. pero hay que ir aceptando que los planetas de hoy son diferentes a los de hace cuatro o cinco años.

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