romancero, la bien querida (elefant) 2009

no sé el tiempo que hacía que no sentía la necesidad de escuchar un disco que aún no había salido como este. quizá si me pongo a pensar me dé cuenta de que es la primera vez que esto me pasaba. mi pasión por lo que ana fernández villaverde había hecho se había convertido en obsesión. pasé a ser una especie de paparazzi que, aunque no llegué a colarme en su camerino, sí que llegué a asaltarle en la pista del ocho y medio para ver cuándo por fin podríamos tener este disco en nuestras manos. “de momento abril”, me dijo, bueno, en realidad no me dijo eso, en realidad me dijo que sería en abril, pero yo quise imaginármelo así

y es que claro, la maqueta de la bien querida la llegué a escuchar tantas y tantas veces que la espera se estaba haciendo demasiado larga. ver el tracklist fue un alivio y ver la portada otro, pero no, había que hacerse con el disco de la manera que fuera. y en esas estamos

recuerdo que me ruboricé cuando leí en la nota de prensa del disco que romancero venía a ser comparable a 69 love songs de the magnetic fields, que vale, que eso son palabras mayores, pero falta de razón no tenían luis y montse al afirmar eso cuando analizas la situación y piensas que romancero podría pasar por ser el mejor disco de amor que se ha escrito en mucho tiempo en este país. esa manera de expresar aspectos como la duda, la declaración o los conflictos de una relación con esa voz de terciopelo y con esas músicas que te atrapan es única, definitivamente

y en romancero hay de todo. la gravedad en de momento abril, la belleza en estado máximo en 7 medidas de seguridad, el punto amargo en el zoo absoluto y hasta un punto petardo en 9.6, inimaginable este último. con las colaboraciones del omnipresente david rodríguez (no le sienta nada mal este papel de productor) y de joe crepúsculo en su faceta más tierna, el disco termina de redondearse

momentos únicos, y quién sabe si no serán también irrepetibles, como esa frase que dice ‘que sí, que no, que quizás, que nos bebimos el minibar’, que dice tanto sin decir prácticamente nada. con ese camino planteado, la cosa no podía acabar de mejor forma que con un precioso tema de título golpe de estado. acaba de empezar un ciclo, el ciclo de la bien querida