Un pop de guitarra, bajo, batería y el añadido de un violonchelo para acentuar el momento nostálgico (si es que es necesario). Allí sonaron Sal de la tarta, Quiromántico, Ouija, Santa Teresa, El libro gordo de Peut-etre, El idilio, Informe para un barco vikingo, Un trébol de tres k, Los carteles, etc. Todo un banquete para cualquier seguidor del chinarro, que todos disfrutamos con atención y sorpresa, debido a los años que ya tienen esos temas y la oportunidad de poder volver a escucharlos. Al mundo de Sr. Chinarro, tan cerrado y personal, siempre se ha hecho muy difícil entrar (como comentaba antes, menos en los ultimos años), y eso también se extiende a su directo, con esa manera tan cercana a la melancolía (algunos dirían a la desidia) que Antonio Luque tiene al interpretar sus canciones.
Posteriores a El fuego amigo sonaron El rayo verde, Los ángeles y para cerrar la noche, El alfabeto morse. Como cantó en ese tema de Ronroneando: punto, raya y punto, buenas noches.
Hey... yo también hablé de su concierto en el PClub y allí sí que Luque fue integrista y sólo dejó hueco para las canciones anteriores a 2001
ResponderEliminarya hemos hecho los tres nadadores nuestros deberes nostálgicos. ahora queda decidir si acabamos con punto y aparte o punto y final.
ResponderEliminarYo creo que pensar en decidir si algo es un punto y final es querer que lo sea, aunque con dudas. De hecho, yo creo que ya se deducía algo así de algún artículo reciente de Manolo. Y no es que lo comparta, pero lo entiendo.
ResponderEliminar