El grupo volvió en el mismo escenario donde lo dejó poco más de dos años atrás, y ese tiempo que ha pasado a lo mejor se notó en las primeras canciones, con el grupo quizás un poco nervioso, pero totalmente entregados y con ganas de gustar. El público que allí estábamos eramos de lo más variopinto, jovenes, no tan jovenes, famílias, de todo tipo.
La estructura del concierto se dividió en dos partes. Una primera donde sonó Lamparetes al completo (exceptuando la última canción del disco, Minutos musicales) y en el orden del cd y una segunda (tras un breve descanso) con canciones de la discografía del grupo (haciendo hincapié sobretodo en Batiscafo Katiuskas). En esta segunda parte sonaron todos los clásicos de Antònia Font (no faltaron las palmas en Tots el motors) y ahí fue cuando el grupo y nosotros nos soltamos y olvidamos el elegante pero imponente lugar en el que estábamos. En la última parte del concierto (casi dos horas) nos levantamos de nuestros asientos, a ver quién se quedaba sentado ante la interpretación de Pau Debon de Astronauta Rimador...
La puesta en escena fue sencilla pero resultona: en la primera parte el escenario del Principal estaba plagado de lampara(rita)s de colores tanto en el suelo como unas que colgantes que subian y bajaban al ritmo de las canciones. En el entorno del Teatre, toda esta iluminación se hizo especialmente bonita.
Una noche realmente especial, de esas para el recuerdo. Y yo contando los días para la próxima ocasión de verles.
¿Y cuándo será el próximo?
ResponderEliminarEn Madrid coincide ¡un martes! con Bill Callahan, habrá que esperar a algún festi. Aunque después de verles 3 veces en la última gira no será una espera paciente.
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