
En Vol i Dol, Joan Pons habla de la vida, de la muerte, del entorno que nos rodea, de lo que somos y de lo que seremos, y lo hace de la manera más precisa y poética posible, también, y a la vez, de una manera muy narrativa. Uno se queda con la impresión de que se busca siempre la dualidad, el reverso de las cosas.
En el álbum (que apareció en nuestro resumen de 2010) se suceden grandes canciones, que merecen una escucha atenta y precisa, canciones como Cau la neu, Cendres o Partícules de Déu. Temas que te atrapan, a bocajarro, sin saber bien por qué y de los que no te puedes desprender. También hay momentos más amables (en lo musical) como Dol, Busca i captura o Poca pena, en los que se acerca a ese Mediterráneo tranquilo y apacible en el que vivimos.
Antes de que te des cuenta, y mucho antes de que se acabe el disco, ya estás dentro de ese mundo del que hablaba, y estás deseando no salir.
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