
y en este, el séptimo cd publicado del proyecto, nos encontramos como daniel prioriza cada vez más la atmósfera en detrimento del ritmo (que aparece, pero menos), y la convierte en melodías que nacen y mueren sin que nos demos cuenta. recordándonos por momentos a genios como fennesz (en baroque love, conspicous o futura especialmente), el ruido se convierte en música y esta de nuevo en ruido casi sin que nos demos cuenta. solo puntualmente pierde este concepto fuerza ante los ritmos programados (por ejemplo en nobody hopes nothing o back to i don’t know where), pero es en esos momentos cuando menos interesante veo la propuesta de daniel, ya que se hace menos particular.
y en el cierre con misterious walk damos la razón a la hoja de promo, que habla de un morricone que no habíamos encontrado en todo el cd y que sirve para cerrar de manera tangencialmente distinta un disco que, para los amantes de la electrónica experimental, la de veranos eternos y ralentizados de ruido blanco, debería ayudar a hacer más frío este otoño que empieza a despuntar.
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