
69 love songs, la mejor enciclopedia posible de las relaciones personales, tiene entre sus virtudes la de haber elevado el mito hasta lo más alto, allí justo donde la ausencia de fuerza gravitatoria hace imposible la caída. y por eso stephin merrit mantiene el crédito intacto, sin riesgo al descalabro, a pesar de llevar una década muy por debajo de casi todo lo conseguido en la anterior. porque i parecían descartes del triple cd con más excusa egocéntrica que verdadera fuerza emotiva, distortion coló gracias a dos o tres temas y una temática a mi parecer acertadas, y ahora realism intenta darle la vuelta al traje de la boda distorsionada para que no lo reconozcamos como ya usado en esta nueva celebración. y siento decir que mi primera impresión ha sido la de que no ha funcionado.
porque el nuevo álbum de the magnetic fields se hace agradable. se vende como el reverso de distortion y no nos atrevemos a desmentirlo, se centra en una de las caras de 69 love songs, la más clásica y acústica, y, bueno, se acepta. pero hay algo en ese aroma a famila americana cantando canciones populares frente a la chimenea en invierno que me chirría. soy consciente de que yo prefiero el punto psychocandy de distortion a la limpieza folkie de realism, pero no es solo eso: basta con recuperar absolutely cuckoo, i think i need a new heart, time enough for rocking when we’re old, busby berkeley dreams o queen of the savages para comprender que lo que aquí falla no son las formas sino el fondo, que las nuevas canciones de the magnetic fields no están mal pero ni de coña se mantienen a la altura de la mayoria de lo que ocurrió antes y durante el disco del amor.
y al final, con un poco de esfuerzo y mucho de cariño, podemos disfrutar you must be out of your mind, el villancico everything is one big christmas tree, la alegre the dada polka o, sobre todo, i don’t know what to say (al final, la que más se me acerca a tiempos mejores). pero ya no se nos seguirán saltando las lágrimas como con cualquiera de las antes mencionadas, con el tremendo get lost o muchas de the charm of the highway strip o holiday. y lo peor es que, a estas alturas ya no sé si puedo seguir confiando en que aquello se repita. diez años son muchos, demasiados para seguir pensando en que todo podría volver a ser como antes si lo intentamos.
me estoy acostumbtando a este disco, y tengo la sensación de que me gustará mucho tiempo
ResponderEliminar... sin comentar los discos bizarros entre tanto caos: el de la ópera china, el de Lemony Snicket y alguna banda sonora por ahí suelta. Prolífico y multifacético que es el chico.
ResponderEliminarBonito disco....
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